El periodista y científico Javier Sampedro cree que Darwin halló en su teoría de la evolución un "argumento devastador que liberó nuestras vidas de la necesidad de un creador sobrenatural" y revolucionó de manera decisiva las "estructuras políticas, científicas y religiosas" de la sociedad.
Este experto en darwinismo, que se encuentra en San Sebastián para ofrecer una conferencia titulada "El dilema de Darwin", enmarcada en los actos que se celebran estos días con motivo del bicentenario del emblemático científico, ha declarado en una entrevista a Efe que el impacto de esta obra fue mucho más allá del ámbito de la biología y sirvió para refutar los postulados del creacionismo imperante en el siglo XIX.
Sampedro ha señalado que la rivalidad entre creacionismo y darwinismo se remonta hasta la publicación de la obra del científico británico "El origen de las especies", cuya primera edición vio la luz hace 150 años, efeméride que también es conmemorada en estas fechas.
En una reflexión al respecto, el conferenciante ha manifestado que "realmente parecemos diseñados" por un ente superior debido a la complejidad y perfección de que la naturaleza dota a los organismos vivos.
En este sentido, ha citado varios ejemplos como el ojo de un águila, que tiene unos dispositivos para corregir las aberraciones cromáticas tan sofisticados que la tecnología humana no alcanza a imitar o las colmenas de las abejas, que utilizan unos principios geométricos que los matemáticos más prominentes han tardado siglos en descubrir.
"No hablemos del cerebro humano, es el objeto más complejo del que tenemos noticia en el universo", ha apuntado.
Darwin construyó, a juicio de Sampedro, una teoría "de una simpleza admirable" para explicar de una manera racional cuál ha sido el mecanismo que ha guiado el diseño de los seres vivos, que es "la selección natural" basada en la supervivencia de aquellos individuos de una especie que mejor se adaptan al medio que les rodea.
Los seres vivos han evolucionado de tal manera que gradualmente se han amoldado a las exigencias de su entorno, lo que explica que cuenten con características específicas para funcionar en su medio natural.
Esta fundamentación constituye el argumento más contundente contra el creacionismo y el reciente movimiento del "diseño inteligente", tendencia muy extendida en Estados Unidos que se caracteriza por afirmar que el mundo y la humanidad fueron creados hace no más de 10.000 años y que nada pudo haber ocurrido sin la intervención de un ser superior, presumiblemente Dios.
Darwin se embarcó en 1831 en una travesía marítima a bordo del bergantín de la marina británica Beagle, que duró cinco años durante los cuales recorrió diversas zonas de la Tierra y sentó las bases de la teoría por la que pasaría a los anales de la ciencia.
A juicio de Sampedro, el científico británico mantenía un gran conflicto interior debido a que sus convicciones al embarcarse en el Beagle eran las de un creacionista, y ha sugerido que es probable que, a medida que avanzaban sus descubrimientos, le preocupase la idea de que "estuviera matando a Dios".
La influencia de "El Origen de las especies", cuya vigencia sigue en pie 150 años después de que viera la luz, fue pues "muy importante en nuestras estructuras políticas o educativas", así como de una relevancia filosófica "fundamental", por lo que, según Sampedro, "en el 300 aniversario seguiremos hablando de Darwin".
Sampedro ha señalado que la rivalidad entre creacionismo y darwinismo se remonta hasta la publicación de la obra del científico británico "El origen de las especies", cuya primera edición vio la luz hace 150 años, efeméride que también es conmemorada en estas fechas.
En una reflexión al respecto, el conferenciante ha manifestado que "realmente parecemos diseñados" por un ente superior debido a la complejidad y perfección de que la naturaleza dota a los organismos vivos.
En este sentido, ha citado varios ejemplos como el ojo de un águila, que tiene unos dispositivos para corregir las aberraciones cromáticas tan sofisticados que la tecnología humana no alcanza a imitar o las colmenas de las abejas, que utilizan unos principios geométricos que los matemáticos más prominentes han tardado siglos en descubrir."No hablemos del cerebro humano, es el objeto más complejo del que tenemos noticia en el universo", ha apuntado.
Darwin construyó, a juicio de Sampedro, una teoría "de una simpleza admirable" para explicar de una manera racional cuál ha sido el mecanismo que ha guiado el diseño de los seres vivos, que es "la selección natural" basada en la supervivencia de aquellos individuos de una especie que mejor se adaptan al medio que les rodea.
Los seres vivos han evolucionado de tal manera que gradualmente se han amoldado a las exigencias de su entorno, lo que explica que cuenten con características específicas para funcionar en su medio natural.
Esta fundamentación constituye el argumento más contundente contra el creacionismo y el reciente movimiento del "diseño inteligente", tendencia muy extendida en Estados Unidos que se caracteriza por afirmar que el mundo y la humanidad fueron creados hace no más de 10.000 años y que nada pudo haber ocurrido sin la intervención de un ser superior, presumiblemente Dios.
Darwin se embarcó en 1831 en una travesía marítima a bordo del bergantín de la marina británica Beagle, que duró cinco años durante los cuales recorrió diversas zonas de la Tierra y sentó las bases de la teoría por la que pasaría a los anales de la ciencia.
A juicio de Sampedro, el científico británico mantenía un gran conflicto interior debido a que sus convicciones al embarcarse en el Beagle eran las de un creacionista, y ha sugerido que es probable que, a medida que avanzaban sus descubrimientos, le preocupase la idea de que "estuviera matando a Dios".
La influencia de "El Origen de las especies", cuya vigencia sigue en pie 150 años después de que viera la luz, fue pues "muy importante en nuestras estructuras políticas o educativas", así como de una relevancia filosófica "fundamental", por lo que, según Sampedro, "en el 300 aniversario seguiremos hablando de Darwin".
